Navidad sí, pero todo el año
“Que siempre sea Navidad” es el deseo de cualquier niño cuando observa las decoraciones de estas fechas.
Tanto esperar a que llegue el mes de diciembre, poner el árbol y el nacimiento, las luces de colores en las calles y en las tiendas, las piñatas y posadas, los preparativos de la cena de Noche Buena, los regalos y la compañía de toda la familia, en fin…
Por alguna razón, en esta época del año, la gente se comporta diferente. Hay quienes les entran las prisas, o quienes saturan sus agendas de reuniones y posadas, otros más aprovechan para salir en familia a ver escaparates.
La magia de la Navidad llega a muchos corazones y es en esta época cuando los más nobles sentimientos de uno mismo salen a relucir. Comienzan las campañas para ayuda a las personas más desafortunadas. Los asilos y casas hogar reciben las visitas de personas generosas que desean dar compañía y algún regalo a quienes viven en esos lugares.
Por alguna razón inexplicable es cuando se hace conciencia de que siempre se tiene algo que se puede compartir con los demás.
“Que siempre sea Navidad” se repiten los niños en medio del barullo y de los abrazos que se dan los adultos y uno que otro pellizco en los cachetes que a manera de saludo reciben los niños.
El 25 de diciembre es un día muy especial, con música de villancicos como fondo, parientes y amigos se dan cita esta fecha (incluso quienes vienen fuera de la ciudad).
Chicos y grandes se dan a la tarea de pasar buenos momentos en familia. Por fin ha llegado el día tan esperado, pero muchos quisieran que todavía no llegara pues todo volverá a la normalidad al día siguiente.
La Navidad es una fecha para estar en familia, época de reencuentros, de reafirmar lazos de amistad y de cariño. Es un buen pretexto para disfrutar la compañía de los seres queridos. Algunos la aprovechan para darle un sentido religioso, otros para organizar fiestas y convivios.
Los que gustan del buen comer se dan gusto preparando y saboreando los platillos típicos de la época. Aunque el estilo de celebrarla sea diferente en cada hogar, se tiene un mismo espíritu: la convivencia.
“Que siempre sea Navidad” se repiten una vez más los niños cuando todo ha pasado. Todo parece volver a lo de antes. Se nota porque las luces de algunos arbolitos se quedan sin encender una vez que pasa el 25 de diciembre.
¿Por qué tendrá que pasar un largo año para comer buñuelos o para ver a toda la familia reunida? ¿Por qué todos los adornos, incluyendo al Niño Dios, tendrán que ir a una caja y con ellos el espíritu de la Navidad?
Vivir esta época durante todo el año tal vez parezca no sólo insoportable, sino imposible. Un año con un arbolito y la casa adornada, además de aguantar la publicidad de la tiendas y los almacenes, parece algo fuera de nuestros límites, pero bien se pudiera tratar de conservar no el aspecto exterior de la Navidad, sino su esencia.
Si los más nobles sentimientos de la persona afloran en estas fechas, ¿por qué guardarlos durante todo el año?
Las necesidades de otros no desaparecen con el año nuevo y siempre es buen momento para tener gestos de solidaridad con ellos. Incluso, tan vez no se tenga que salir del círculo familiar; pues siempre hay quienes necesitan ya sea de la compañía o de la atención que alguien más les quiera dar.
Se relaciona la Navidad con niños y juguetes. En esta época es cuando ellos esperan recibir algún regalo y muchos se proponen hacer méritos para merecerlo. Pero la sensibilidad de los niños va más allá. No esperan esta fecha por el simple hecho de recibir un juguete, sino porque disfrutan mucho más que los mismos adultos de la compañía de los papás, los abuelos, tíos y primos.
Perciben el verdadero sentido de esta época mejor que los adultos. ¿No será que nos hemos acostumbrados a racionar a los demás y a nosotros mismos los momentos más bellos de la vida? ¿Por qué no intentar fortalecer los diferentes lazos que nos unen a otras personas en cualquier otra época del año?
La gran mayoría de las personas no recuerda con detalle los regalos recibidos en la niñez durante estas fechas, pero sí quedan muy gratos recuerdos de los momentos vividos que quisieran heredar a los hijos.
Por eso, bien vale la pena celebrar la Navidad si con ello se demuestra a los demás el afecto, la simpatía, la amistad y la buena voluntad. Y si las cosas más bellas de la vida son gratis, como dicen algunos, ¿por qué no tenerlas durante todo el año? Sí, ¡que todo el año sea Navidad!