Consejos del Papa Francisco para llegar a ser un buen padre de familia
El legado de un buen padre: un buen hijo
Cada familia necesita un padre y me gustaría hablar de su papel partiendo de algunas frases que se encuentran en el Libro de Proverbios, palabras de un padre a su hijo: “Hijo mío, si tu corazón es sabio, también el mío se llenará de alegría. Exultaré dentro de mí, cuando tus labios hablen con rectitud”.
No se podrían expresar mejor el orgullo y la emoción de un padre que reconoce haber transmitido a su hijo lo que realmente importa en la vida: un corazón sabio.
En la frase del Libro de los Proverbios es como si el padre dijese: “Esto es lo que quería dejarte para que se convirtiera en algo tuyo: la capacidad de sentir y actuar, de hablar y juzgar con sabiduría y rectitud. Y para que tú pudieras ser así te he enseñado cosas que no sabías y he corregido los errores que no veías … Yo, en primer lugar tuve que poner a prueba la sabiduría del corazón, y vigilar los excesos del sentimiento y el resentimiento, para soportar el peso de los malentendidos inevitables y encontrar las palabras adecuadas para hacerme entender”
Un padre sabe cuánto cuesta transmitir este legado: cuanta proximidad, cuanta dulzura y cuanta firmeza. Pero, ¡qué consuelo y que recompensa recibe, cuando los hijos rinden honor a esta herencia! Es una alegría que compensa todas las fatigas, supera cualquier malentendido y cura todas las heridas.
Consejos para llegar a ser un buen padre de familia:
- Para ser un buen padre, lo primero es estar presente en la familia.
- Un buen padre debe estar cerca de la esposa, para compartir todo, alegrías y tristezas, esperanzas y esfuerzos.
- Un buen padre debe estar cerca de los hijos mientras crecen: cuando juegan y cuando se esfuerzan, cuando están alegres y cuando están angustiados, cuando se expresan y cuando callan, cuando se atreven, y cuando tienen miedo, cuando dan un paso en falso y cuando encuentran su camino.
Un padre presente siempre. Pero decir presente no es lo mismo que decir controlador. Porque los padres controladores anulan a sus hijos, no les dejan crecer.
Un buen padre sabe esperar, y sabe perdonar
El Evangelio nos habla del ejemplo del Padre que está en el cielo, el único, dice Jesús, que puede ser llamado verdaderamente ´´Padre bueno”. Todos conocen la extraordinaria “parábola del hijo pródigo”, o más bien, del “padre misericordioso”, que se encuentra en el Evangelio de Lucas ¡Cuánta dignidad y cuánta ternura hay en la espera del padre que está en la puerta esperando el regreso de su hijo.
Los padres deben ser pacientes. Tantas veces no se puede hacer nada más que esperar; rezar y esperar con paciencia, dulzura, magnanimidad, misericordia. Un buen padre sabe esperar, y sabe perdonar, desde el fondo de su corazón; ciertamente también sabe corregir con firmeza… El padre que sabe cómo corregir sin humillar es el mismo que sabe proteger sin ahorrar esfuerzos.
Si hay alguien que pueda explicar hasta el fondo la oración del Padre Nuestro, que nos enseñó Jesús, es sólamente aquel que vive en primera persona la paternidad. Sin la gracia que viene del Padre que está en los cielos, los padres pierden valor, y dejan el campo. Pero los hijos necesitan encontrar un padre que los espera cuando regresan de sus fracasos. Harán de todo para no admitirlo, para no demostrarlo, pero lo necesitan; y no encontrarlo abre en ellos heridas difíciles de sanar.
La Iglesia, nuestra madre, se compromete a apoyar con todas sus fuerzas la presencia buena y generosa de los padres en las familias, porque son para las nuevas generaciones custodios y mediadores insustituibles de la fe en la bondad, de la fe en la justicia y en la protección de Dios, como San José.
Papa Francisco
Catequesis Audiencia general, Aula Pablo VI, Ciudad del Vaticano – 04 de Febrero de 2015
Redacción: PildorasdeFe.net | Fuente de la Homilía: Vatican Inforation Service